sábado, 16 de agosto de 2008

Juicios de lesa humanidad en Córdoba

Muchas fueron las luchas de grupos que, durante el Gobierno de Facto y en democracia, buscaron reivindicar los Derechos Humanos, y que recibieron como respuesta postergación, violencia, indulgencias o frases olvidables como “los Argentinos somos derechos y humanos”. Pero Córdoba, una vez más, sienta precedentes en la historia jurídica juzgando a los responsables de aquella etapa oscura que vivieron muchos argentinos durante la última Dictadura Militar.

Luciano Benjamín Menéndez, alias “cachorro”, fue Comandante del Tercer Cuerpo del Ejército entre 1975 y 1979, repartición que tuvo epicentro en Córdoba pero abarcaba a diez provincias del Noroeste y Cuyo. Tuvo el control operativo de las Fuerzas Armadas y de Seguridad en el territorio de la zona 3, y era el responsable de todos los campos de concentración que funcionaron en las provincias abarcadas en el Cuerpo, entre ellos "La Perla" (por donde pasaron más de 2.200 personas durante el período de la última Dictadura). Fue, así supervisor y director personal de las torturas y fusilamientos que allí se llevaron a cabo.

Hoy, en Córdoba, se encuentra en prisión, condenado a cadena perpetua por cuatro crímenes cometidos, luego de haber sido procesado veinte años antes por la Corte Suprema -por tormentos, sustracción de menores, y muertes- sin resultados absolutos debido a los indultos otorgados por el ex presidente Carlos Menem. Ocho años más tarde, en 1998, se reabrió una causa penal por 30 fusilamientos y asesinatos de presos políticos cometidos en 1976. Sin embargo, Menéndez siguió en
libertad.

Por causas como ésta, miles de argentinos, organizaciones e instituciones internacionales luchan para que “se haga justicia”, una justicia quizá tardía pero substancialmente necesaria para avanzar como sociedad sin heridas del pasado.

Aunque existen demandas irresueltas en nuestra sociedad, es memorable que -luego de tres décadas de búsqueda- se demuestre que con justicia puede lograrse lo deseado. Y esto abre debates controversiales, en base a la conocida Teoría de los Dos Demonios, en la cual se concibe al
Proceso de Reorganización Nacional como uno de los dos sistemas en guerra, que se enfrentaba con ideologías de izquierda. Un debate sin fin, pero con resultados palpables, al menos en este 2008.
Por Emiliana Felizzia

Entrevista al camarista Jaime Díaz Gavier, Juez de la causa contra Menéndez

En una entrevista con Delta, el Camarista Dr. Jaime Díaz Gavier explicó detalladamente qué significó para la justicia de Córdoba el juicio y condena a Luciano Benjamín Menéndez -Jefe del Tercer Cuerpo del Ejército durante la última Dictadura Militar en Argentina-, y detalló además los componentes legales que permitieron enjuiciar a ex represores, y cómo influyen estas condenas en la sociedad argentina en miras a un futuro pacífico con basamento en la justicia.

¿Usted considera que este juicio contra ex represores de la última Dictadura Militar marca una nueva etapa en la justicia provincial y nacional?
Creo que se trata precisamente de un período muy dramático de la historia argentina que todavía no está procesado en la historia nacional y que ha dejado heridas abiertas, a pesar de que han pasado casi treinta años desde que terminó la Dictadura Militar. De manera tal que este juicio -que es el primero en el interior del país- en el que se juzga a un Comandante de Cuerpo, que además tenía un papel muy importante en la estructura militar de aquel entonces como en el caso de Menéndez, evidentemente marca una etapa que determina la necesidad juzgar estos hechos porque la sociedad argentina reclama paz, pero paz con justicia.

¿Y qué opinión le merecen las argumentaciones basadas en la conocida teoría de los dos demonios, buscando el enjuiciamiento a ex militantes de izquierda?
Yo no creo en la teoría de los dos demonios porque presupone la existencia de dos bandos en guerra, y en realidad no hubo tal cosa. Existieron ciertamente sectores de la sociedad que se armaron y pretendieron efectivamente tomar el poder, y que indudablemente cometieron delitos tomando a su cargo la idea de ellos podían reformar y cambiar la sociedad, pero muchos de esos delitos de fueron juzgados, muchos están en cárcel y muchos están muertos.
Pero lo que se está juzgando ahora, porque es inadmisible en una sociedad civilizada, es que el Estado se convierta en terrorista, que a través de sus agentes y de sus funcionarios cometa delitos.

Menéndez aseguró que debería ser juzgado por las Fuerza y no por el poder judicial ¿Es así realmente?
No, carece de fundamentos. Se trata de crímenes de lesa humanidad, es decir crímenes cometidos contra una porción social importante de un país por motivos políticos, raciales, o religiosos; en este caso eran claramente políticos ya que se trataba de eliminar a un sector social que pensaba de una manera determinada que no era la manera de pensar que tenía el Gobierno de la época. Entonces, la pretensión de ser juzgados por tribunales militares no tiene ningún fundamento, porque los Tribunales Militares puede eventualmente juzgar faltas cometidas en ejercicio de la función militar, y la función de los militares argentinos no es secuestrar argentinos, torturarlo y matarlos.

Además, “cachorro” Menéndez había afirmado, antes del veredicto, que "ostentamos el dudoso mérito de ser el primer país en la historia del mundo que juzga a sus soldados victoriosos que lucharon contra la guerrilla marxista y vencieron por orden de y para sus compatriotas". Afirmación que el Camarista del Tribunal Oral Federal califica como “parte de un sistema de pensamiento que no se corresponde, de ninguna manera, con el sistema jurídico aplicable”. “No se trata de militares victoriosos o no en la guerra, insisto, se trata de militares que en ejercicio del monopolio de la fuerza pública, utilizando el aparato represivo del Estado pero de manera clandestina e ilegal, cometieron delitos comunes contra un importante sector social, y por ello se constituyen en delitos de lesa humanidad conforme a la descripción de esta figura penal de acuerdo a las leyes internacionales a las que la Argentina ha adherido hace mucho tiempo -incluso antes de que se cometieran estos hechos-. Son delitos, y por lo tanto deben ser juzgados por un Tribunal Constitucional de la República”, aseguró el Juez que condenó a Menéndez de manera conjunta con los jueces Carlos Otero Alvarez y José Vicente Muscará.

¿Los Organismos de Derechos Humanos han tenido mucho que ver con la posibilidad de que hoy se pueda juzgar a estas personas?
El mérito de los Organismos de Derechos Humanos ha sido el de mantener viva, a lo largo de los años, esta cuestión como un aspecto no resuelto de la historia argentina; es decir, ha habido momentos en los que se ha dicho formaba parte de la historia más lejana, que ya había tanto interés en investigar; pero en realidad toda la sociedad para poder vivir en paz, para superar esos hechos del pasado, necesita justicia, si no hay justicia no hay forma de aceptar serenamente el veredicto de la historia.

¿Seguirán los juicios de lesa humanidad en Córdoba?
Quedan muchos juicios vinculados a violaciones de Derechos Humanos -no menos de veinte o treinta-; muchos están en la etapa de Instrucción, es decir que están a cargo de la Jueza Federal y la Fiscal Federal que tienen a su cargo la instrucción de estas causas, con invitaciones de la Procuración General de la Nación a que se unifiquen los casos para evitar tener treinta juicios distintos y evitar el desgaste de los testigos, que tendrían que declarar decenas de veces de lo mismo. Porque en definitiva se trata de una misma temática, de un mismo procedimiento, y sobre todo de un mismo plan de un Estado concebido como terrorista.

Para finalizar, Díaz Gavier afirmó algo memorable: “Es importante que una generación de jóvenes que han tenido la dicha de nacer en democracia, con todas las limitaciones y defectos que tiene nuestra democracia pero caracterizada por la libertad y la posibilidad de disentir, pueda vivir en ese clima de libertad y en esa posibilidad creadora de imaginar un mundo mejor, que creo es el que nos merecemos”.


Por Emiliana Felizzia