Córdoba genera actualmente más de 50 mil toneladas de basura por mes; basura que se esconde bajo la alfombra a través de la quema y el enterramiento. Frente a la indiferencia colectiva, un conjunto de organizaciones sociales creó el programa Reciclar Valores, que se propone ofrecer un sistema organizado para el reciclado de residuos, así como también favorecer la inclusión social de los sectores recolectores.
Hoy tiramos todo a la basura -hasta las propias relaciones humanas, cuando se agota ese mínimo de paciencia que ostentamos. Es que abstraerse de una cultura en la que todo se torna descartable supone una responsabilidad que el hombre posmoderno no está dispuesto a asumir, hipnotizado por la novedad y el consumo.
Hoy tiramos todo a la basura -hasta las propias relaciones humanas, cuando se agota ese mínimo de paciencia que ostentamos. Es que abstraerse de una cultura en la que todo se torna descartable supone una responsabilidad que el hombre posmoderno no está dispuesto a asumir, hipnotizado por la novedad y el consumo.
Según datos provistos por Fundación Acude, Córdoba genera actualmente más de 50 mil toneladas de basura por mes; es decir que cada habitante genera 1,3 kilogramos de desechos por día, habiéndose duplicado esta cifra en poco más de una década.
¿Y dónde termina aquel recorrido que comienza en el tacho? Los residuos se acumulan en el repositorio ubicado en el predio de Potrero del Estado, en la localidad de Bouwer. Allí, según una denuncia del intendente Juan Lupi publicada por La Voz del Interior, los residuos están actualmente acumulados en una montaña que tiene más de 30 metros de altura, causando serios riesgos para los 1.500 vecinos de dicha localidad.
Sin embargo, más allá del predio de enterramiento, Córdoba está, literalmente, rodeada de basura: dentro del ejido urbano de la ciudad, 235 hectáreas están ocupadas por 91 basurales a cielo abierto, superficie que supera el área del macrocentro de la ciudad. Esto no sólo implica convivir con montañas de nuestros propios desechos, sino también un gasto de aproximadamente 125 mil pesos semanales en la limpieza de los mismos.
Soluciones ineficientes
Ninguna de las alternativas con las que se cuenta actualmente para acabar con la basura está exenta de serios riesgos, tanto para el medio ambiente como para la salud: el enterramiento, por un lado, ocasiona la contaminación de aguas superficiales y subterráneas, que acarrean plaguicidas, metales pesados, y bacterias.
Por otra parte, la quema de basura -práctica muy frecuente en la ciudad- es un fuerte agente contaminante, ya que las cenizas concentran sustancias tóxicas que pueden ocasionar cáncer y alteraciones en el sistema nervioso.
Federico Kopta, vicepresidente de Fundación Acude explica, en un estudio sobre quema de basurales, que la quema de residuos como el PVC y otros plásticos, pilas, y restos metálicos libera contaminantes y metales pesados, algunos de los cuales son cancerígenos y “pueden dañar los sistemas nervioso, inmunológico y endocrino”.
Una oportunidad en Urca
A pesar de la desidia colectiva, un conjunto de organizaciones sociales conscientes de esta problemática ambiental y sanitaria aunaron esfuerzos para generar el programa Reciclar Valores, que se propone no sólo ofrecer un sistema organizado para el reciclado de la basura, sino también favorecer la inclusión social de los sectores recolectores.
En una entrevista con DELTA, Raúl Billar, presidente de la Asociación Civil Raíces y director del programa, explicó que su implementación se realiza en esquema: durante el primer mes se inicia un proceso de relevamiento sobre las organizaciones sociales del barrio -centros vecinales, iglesias, escuelas, clubes-, procurando lograr una convocatoria pública. Este trabajo es efectuado por promotores ambientales, que conforman el área de Abordaje Territorial -una de las seis áreas de trabajo en las que se divide el sistema- y que recorren los nueve eco-circuitos que conforman Urca, Ampliación Urca, y Parque Tablada.
El segundo paso consiste en un plan de capacitación del eco-recolector, en el que se intenta incorporar a aquellas personas que ya trabajan en la recolección del barrio. En dicha capacitación, “deben entender que están dentro de un programa, que deben tener una forma de trabajar, así como un trato y una forma de relacionarse con la comunidad”, destacó Billar. Sin embargo, no todos los recolectores se muestran dispuestos a integrarse al programa ya que, según explicó el coordinador, “nadie quiere largar algo que ya tiene, aunque sea pobre, por algo que no sabe cómo va a resultar”.
Reciclar Valores provee a los recolectores de carritos, guantes, gorros, chalecos, y una identificación para recolectar los materiales y luego concentrarlos en bolsones, que serán transportados en un trailer a las plantas creadas por el programa. “Ya tenemos tres plantas de selección y acopio de materiales, que son los de las cooperativas Los Carreros, San José, y Corcor; fuimos creando una por año”, agregó el entrevistado. Allí el material es absorbido, separado -según el tipo de sustancia -, y vendido a un mayorista.
Así, el programa propicia un vínculo económico directo entre la cooperativa y el eco-recolector, quien es remunerado con el aporte que recoge de la comunidad y vende a la cooperativa. “De esa manera -detalló Billar- nosotros potenciamos a las cooperativas en su desarrollo, aportándoles materiales, y tratamos de garantizarle un precio justo al eco-recolector, que actualmente se encuentra prisionero de galponeros que le pagan monedas”.
Desde la organización estiman que cada recolector podrá trabajar en un circuito de diez manzanas, “en donde hay una
El programa de recolección en origen se comenzó a implementar este año gracias al respaldo de distintas organizaciones, como el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación (para el montaje de las plantas), y la Fundación Interamericana (IAC), que otorga una beca de 100 pesos mensuales a los 25 promotores.
Por otra parte, Raúl Billar aseveró que la selección del barrio Urca se originó en un estudio en conjunto con la Facultad de Biología de la Universidad Nacional de Córdoba, acerca de las intenciones que tiene la comunidad en la selección, y que resultó muy positivo. “Nuestra idea es abarcar 50 barrios, que en realidad son 50 eco-cirucitos, de diez manzanas cada uno, generando empleo para 50 eco-recolectores”, dijo.
La tarea de la comunidad
“El problema es complejo, pero muy simple a la vez -aseguró Billar-: si cada vecino le aporta diez centavos en residuos por día al recolector, el programa se sostiene solo en el tiempo. Los eco-recolectores pasarán todos los días con un carrito que tendrá una bocina, recolectando lo que los vecinos separen en bolsas de cualquier tipo. Los residuos reciclables comprenden plásticos, cartón, papel, metales, trapos, vidrios. Todo tipo de residuo seco se transforma, se recicla, y tiene un precio”, finalizó.
Reciclar Valores es, como su coordinador lo afirma, “una prueba piloto” que requiere para su éxito de una apuesta fuerte de la comunidad, de consciencia y participación. Es, en definitiva, una oportunidad para que los ciudadanos dejemos de tirar todo y aprendamos a recuperar la riqueza de recursos que poco a poco, amenazan con desaparecer.
Por Valentina Primo
No hay comentarios:
Publicar un comentario