lunes, 8 de septiembre de 2008

Entrevista a Los Modernos

“Ser moderno en tiempos postmodernos
es ser un pasado de moda”

Si bien no fuimos recibidas en vistosos trajes de novia, la entrevista a Pedro Paiva Y Alejandro Orlando fue todo un festejo. En una charla de una hora -en la que intentamos seguir la velocidad de su decir- los modernos compartieron para DELTA sus percepciones sobre FO, sus proyectos, sus anécdotas y su insuperable buen humor.
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La entrevista se pactó en el particular escenario de Studio Theatre, donde el dúo de actores presenta su nuevo espectáculo “FO” de jueves a domingos. En ese lugar, y desde las mismas mesas donde los seguidores de Los Modernos ven el espectáculo, comenzó –con una puntualidad admirable- sin preámbulos y sin ningún tipo de timidez, una amena y entretenida conversación. Alejandro y Pedro vestidos de civiles, sin sus peculiares faldas e inconfundibles suecos, contestaron una por una, todas las preguntas que se les hicieron, haciendo hincapié en sus comienzos de teatro “a la gorra”:

¿Cómo surge la compañía Los Modernos?
Alejandro: Antes que nada éramos dos amigos que queríamos hacer algo juntos. Empezamos pasando la gorra, entonces había que ir a buscar a la gente a distintos lugares y pasamos la gorra durante un año en restaurantes, bares y pubs de córdoba, y a partir de eso surgió nuestra estética, que no fue casual. Tenía que ser de choque porque teníamos que captar la atención de la gente mientras estaba comiendo. Cuando elegimos la falda y los suecos sabíamos que algo iba a pasar, primero teníamos que llamarles la atención con nuestro vestuario, y después con nuestro texto durante quince minutos. ¡Las primeras faldas me las hacía mi vieja!
Pedro: ¡y el nene salía de falda, con suecos, de noche y con un amigo!, era tremendo ¡muy sospechoso! (Risas).

¿Y el nombre, como surgió?
Alejandro: Cuando estábamos buscando un nombre pensábamos en algo potente, que coincidiera con la estética. Un día, caminábamos por la calle 25 de mayo de barrio Gral. Paz -de donde soy yo-, y vemos un lavadero muy antiguo de esos de tipo industrial que se llamaba “El Moderno”, y era muy grande pero muy viejo. La pared donde estaba escrito el nombre estaba toda descascarada. Ese lavadero había sido moderno alguna vez. Y bueno, ahí empezamos con nombre y todo.

Quizás lo mas impactante de este dúo actoral, es cómo, en la era en la que todo entra por los ojos, en la época de culto al cuerpo y de primacía de lo sexual, logran captar -durante horas- la atención de un público muy heterogéneo, con simplicidad escenográfica y de vestuario, con una austera iluminación y por sobretodo, con el antiquísimo recurso de la oralidad.

Su simpleza visual- aunque teñida de maravillosos toques sutiles- es directamente equiparable a la velocidad en la que emiten el texto y al ingenio del contenido del mismo escrito por Pedro Paiva. Esta combinación realmente armónica es atribuida a varios factores como aseguró Alejandro “el texto, que es muy vanguardista, no tiene precedentes en su forma decir. A nuestra estética de vestuario, le sumás el texto y sumás la forma de decir, un ritmo, una no escenografía -que es toda una escenografía- y obtenés algo totalmente particular. Es muy novedoso, muy postmoderno. Te puede gustar o no gustar”

¿Y como adaptan su formato a públicos tan diferentes como el cordobés y el catalán?
Pedro: Cada formato tiene su lugar, y en realidad no es tan diferente un lugar del otro. De seis años que tenemos de compañía tuvimos tres en Barcelona y tres acá, así que conocemos el público catalán, y el cordobés. Si bien hay diferencia, no se puede decir que uno se ríe del blanco y otro del negro. El espectáculo interesa porque es universal. Hacemos exactamente lo mismo acá que en España.

Alejandro: El formato tiene la rara particularidad de poder adaptarse en cualquier lugar. Hemos actuado en colegios, sin luces sin sonido, o hemos actuado en el teatro nacional de Cataluña que es una maravilla, y el espectáculo funciona exactamente igual. Si tenemos luces bien, sino ¡no importa! ¡No necesitamos mas nada!


Para los que no vimos FO, ¿Por qué los vestidos de novia?
Pedro: Bueno, si bien nosotros tenemos un vestuario que después utilizamos durante el espectáculo, arrancamos con un vestuario hecho a medida, es la primera vez que tenemos un vestuario de diseño… diseño de autor.

La idea de “FO” necesitaba una imagen potente para el afiche, que a su vez tuviera sentido con la obra que estamos presentando. Vestirse de novia implicaba este pretexto de divertimento y acercamiento con la gente, simplemente le damos la bienvenida al público.
Alejandro: Si hacíamos el afiche solo, y venías al teatro y no encontrabas a las novias, era un fiasco. No se justificaba. Desde este lugar de café concert tenemos esa media hora de acercamiento con el público, de ruptura. Y después, cuando arrancás la obra, ya estás en un plano que es maravilloso, al espectador ya lo subiste al escenario.

Pedro: Igual hacemos todo con simpatía y mucho respeto. Hay gente a la que no le gusta que la molesten, entonces es un momento de darle las gracias y la bienvenida. Si sale un chiste, sugerido por el público, mucho mejor. Además, así vestidos nos sentimos muy graciosos.­

¿Y cómo sigue la agenda de Los Modernos?
Alejandro: Nosotros sentimos que algo va a pasar con Fo, algo que no sabemos bien qué es, pero algo va a pasar. Se abren nuevas puertas, nuevas posibilidades con esta nueva estética.
Pedro: Donde se hable español ¡podemos ir!

Alejandro: ¡Y tenemos las ganas! Hay una frase que dicen que la dijo Chaplin y nos encanta: “cuándo algo funciona no hay que cambiar la obra, sino el público”, y nosotros lo hemos comprobado.

Este grupo posee en su nombre una notable contradicción. Su forma teatral, sus textos y su forma de expresarlos son fuertemente vanguardistas, muy propios de la postmodernidad. Aún así, se hacen llamar “Los Modernos”, agregando en esta disonancia, aún más excentricidad y genialidad a las producciones que tan extasiadas tienen al público cordobés.

¿Y entonces: cómo es ser modernos en la postmodernidad?
Bueno, ser moderno en tiempos postmodernos, es ser un pasado de moda.

Por Ma. Guadalupe Zamar

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