lunes, 20 de julio de 2009

Psicología espiritual

Desde sus orígenes, la tradición psicológica abordó a la mente separada de la estructura emocional y del cuerpo. Sin embargo, la psicología espiritual emerge como un nuevo paradigma que se entrelaza con una cosmovisión en la que el hombre es inseparable del origen de la vida y el universo. Paloma Marchesi, pionera en esta indagación, recorre el mundo transmitiendo esta terapia.

A pesar de que una serenidad perenne la envuelve por arriba y por abajo, tiene un extraño carisma, una gracia inquieta, radiante e inefable: la plácida certeza de que vive en un sueño, “el sueño que Dios tiene para nosotros”, dirá más tarde.

La brisa crepuscular sopla fría en la tarde estival. Los nogales que rodean la antigua casa en la que vive junto a otras tres monjas ofrecen una lánguida danza mientras los pájaros rechiflan, lejos de la turbia ciudad. En Córdoba encontró otro mundo, dice, con un clima de cuatro estaciones y un frío invernal que no soporta su piel, habituada al clima tropical de Filipinas. “Fíjate que en 31 años no me puse zapatos, ni medias, ni suéter, siempre sudando y dejando un charquito detrás”.

A Filipinas la llevó la actividad misionera que emprendió al unirse a las monjas carmelitas, cuando se dio cuenta de que tenía un corazón demasiado grande para entregarlo a un solo hombre, –“un hombre era muy poco, tendría que tener como siete”, evoca con perspicacia–.
Confiesa que al principio no quería venir a Córdoba, que anhelaba morir en Filipinas, cautivada por la intuición del asiático, por su asombro constante y por una espiritualidad que lamenta ausente en el occidental, que tapa el ‘tesoro’ que llevamos dentro bajo el absolutismo de la razón.

Hoy, tras años de trabajo en Indonesia, Tailandia, Taiwán, Corea, India y, por supuesto, su España natal, Paloma Marchesi dedica sus días a “derribar máscaras” en sus talleres de psico-espiritualidad. Y de eso, precisamente, se trata la psicología espiritual: del encuentro con uno mismo y con la propia historia para recuperar la identidad.

“Con estos talleres, estoy viendo que mucha gente que llega a los 40 se empieza a cuestionar: ‘¿Yo nací sólo para madre, sólo para ser esposa y tener una familia, o qué más hay?’ Todos a cierta edad nos hacemos ciertas preguntas, y si no las hacemos quiere decir que hemos puesto murallas psicológicas que nos impiden encontrarnos con nosotros mismos. Anselm Grün dice que cuando mueres, pasas a través de un túnel y con lo primero que te encuentras es contigo mismo a la luz de Dios. Ahí es cuando caen todas las máscaras y te encuentras con tu verdad. Entonces, si ya lo has hecho, ese encuentro no será tan fuerte. La idea es un poco que la gente se libere de esa máscara, de la prepotencia y el orgullo; no hay cosa más linda que ser humilde, porque el ser humano, dejado a sí mismo, es amor en su naturaleza esencial”.

Es tarde y la noche amenaza, pero Paloma no atina a mirar el reloj. Frágil, delgada y con una indeleble sonrisa, mira a través de sus lentes directo a los ojos con inquebrantable transparencia. A medida que las palabras brotan de su boca casi con vida propia, sus párpados se encogen como buceando los límites de lo impenetrable, como si descifrara una verdad secreta. Y esa indagación no es otra cosa que un viaje, como ella lo designa, hacia el interior de uno mismo. “Es más fácil viajar todos los mundos, viajar de Argentina a Filipinas, que viajar al interior de nosotros mismos. El hombre hoy no se entiende, está alienado y, como todo lo atrae, el materialismo, el hedonismo, el poder y el placer, se ha olvidado de que no está hueco por dentro, de que el alma es de cristal”.

En su cálida mirada, aquella niña no ha perdido si quiera un rayito de chispa rebelde, chispa que aún destella en sus ojos cada vez que enfrenta la inercia y, sin paradoja alguna, se deja llevar por el ensueño divino.

Por Valentina Primo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola mi nombre es Graciela quisiera saber como puedo contactar a la hermana paloma desde ya muchas gracias saludos y que Dios los bendiga.