Las FARC son la guerrilla más antigua y de mayor peso en Latinoamérica. Se ubican en el interior de la selva colombiana, aunque se cree que están expandidos por Venezuela, Ecuador y Perú, y se declaran “marxistas-leninistas”.
En los últimos meses han desempeñado un rol clave en las relaciones internacionales a partir de manifestar intenciones de negociación para dar libertad a rehenes políticos.
Sin embargo, este nuevo escenarioabre camino a diversos análisis e infinidades de futuras estrategias, así como también despierta esperanza en los familiares de los más de 700 secuestrados.
En el año 2002 Ingrid Betancourt (militante política franco-colombiana) lanzó su carrera presidencial acompañada en su fórmula por Clara Rojas. Dueña de un estilo polémico, se manifestaba en contra de Álvaro Uribe y Horacio Serpa, quienes eran sus adversarios más fuertes. Durante un viaje en plena campaña de su partido “Verde Oxigeno”, el vehículo en el que se trasladaban fue interceptado por miembros de la FARC, y tanto Ingrid como Clara fueron secuestradas y llevadas hacia el centro de la selva Colombiana. Desde aquel arrebato, se dieron distintas pruebas de vida de ambas; en un comienzo juntas, lúcidas y en actitud crítica al gobierno de Uribe en lo referido a su relación con la guerrilla. En octubre de 2003 se hizo público un video que mostraba a Betancourt sin Rojas, en donde solicitaba se llevara adelante un “acuerdo humanitario” que canjeara rehenes políticos, por miembros de la guerrilla. Luego de ese video, no se lograron obtener más evidencias de supervivencia de tipo oficial. Sólo fue posible guiarse por rumores y dichos de quienes lograban escapar de la tortura de las FARC.
Jhon Frank Pinchao, un policía colombiano que estuvo secuestrado durante 9 años y logró fugarse, confesó haber sido compañero de Ingrid Betancourt y manifestó que ella había padecido hepatitis, que la trataban como un animal y que dormía encadenada al cuello en una cama de ramas. Todo esto repercutió porque la guerrilla no cumplía el Tratado de Ginebra en lo referido a los prisioneros de guerra.
El dato que despertó más polémica aún, fue la novedad de que Clara Rojas había tenido un hijo con un guerrillero, cuyo nombre era Emmanuel, y que estaba bajo el cuidado de miembros de la FARC. Desde allí comenzaron a sonar los nombres de Ingrid, Clara y otra política colombiana llamada Consuelo González de Perdomo (secuestrada en septiembre de 2001 por la guerrilla), como posibles rehenes a liberar en un canje humanitario.
Finalmente, en Octubre de 2007 se conoció un nuevo video como prueba de vida de la ex candidata a la presidencia. En el video se la veía muy deteriorada, pálida y delgada; y su mirada hacía pensar en que su razón había migrado hacia otros universos.
A partir de esta última evidencia de vida, Nicolás Sarkozy -Presidente de Francia- comenzó a involucrarse en las relaciones diplomáticas intentando colaborar con la liberación de los rehenes.
Operación Emmanuel
Es por todos conocidos cómo se desarrollo el supuesto operativo para la liberación de Clara Rojas, su hijo Emmanuel y Consuelo González de Perdomo. Es también sabido que se contó con la presencia de garantes como el ex presidente Kirchner. Y fue de conocimiento público, el simulacro de guerra montado para la tele-audiencia de Latinoamérica, que terminó en un bochorno que destrozó la idea del presidente Hugo Chavez, de que se puede negociar con confianza con un grupo armado guerrillero que se sustenta con el narcotráfico, los secuestros extorsivos y no respeta ningún tratado internacional ni ningún derecho humano.
Fueron suspendidas las negociaciones que habían entablado el presidente Venezolano y la senadora Piedad Córdoba con las FARC, cuando Álvaro Uribe anunció que Emmanuel no estaba cautivo de la guerrilla, sino que estaba en un asilo para niños en Colombia.
A partir de estos sucesos el resto se desarrolla de una manera sumamente curiosa. El reality show montado por Venezuela con sus amigos -entre los que se contó por supuesto (con Néstor Kirchner- milagrosamente logró opacar el escándalo de la valija con Antonini Wilson que por hechos “del destino” involucraban a los presidentes de Argentina y Venezuela en un hecho de corrupción manifiesto y descarado. La presidenta se vanaglorió de la magnifica gestión de su marido como garante de un operativo que tenía como fin liberar a las rehenes, la “Operación Fracaso” como fue conocida alrededor del mundo.
Por fortuna, el presidente Chávez -quien sufrió un terrible revés político cuando su pueblo se opuso a la reforma constitucional que pretendía consagrarlo como el próximo Fidel- hizo posible que se diera la liberación una semana después de lo esperado, pero sin los laureles que a él le hubiera gustado recibir.
Así con coordenadas misteriosas, comunicaciones secretas y autorizaciones protocolares de Colombia, Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo fueron liberadas. Y aquí también se dan particularidades. Las dos libreadas estaban en perfecto estado de salud, y muy bien vestidas y peinadas para la ocasión. Lo primero que quisieron hacer tras nueve y seis años de cautiverio e incomunicación con sus familias, fue llamar a Hugo Chávez para agradecerle y encomendarle más misiones exitosas. Muy revelador resulta comparar a Ingrid Betancourt, flaca, pálida y perdida en sus pensamientos con “las dos Claras” -según la presidenta Fernández- quienes además de estar visiblemente bien se han sometido al continuo contacto con la prensa.
¿No son terroristas?
La real Academia Española define al terrorismo como “dominación por el terror”. Parece que Hugo Chávez considera que secuestrar personas y someterlas a castigos como violaciones o trabajos forzados; o reclutar niños alejándolos de sus familias para operar con cilindros bombas; o bien sostenerse a través de narcotráfico, son actitudes dignas de un ejército con beligerancia. Así, según el líder venezolano, los ideales de la “mal llamada guerrilla” son distintos, pero válidos.
Parece que Hugo Chávez se olvida que dentro de los mil secuestrados sometidos por las FARC, hay venezolanos.
Y así entre deterioros bilaterales, agresiones vulgares de Chávez hacia su par colombiano; entre búsqueda de uniones imposibles en un marco democrático y de respeto hacia los derechos humanos; y en show mediático; las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia siguen actuando de manera vil e ilegal. Siguen usando el terror como vía para lograr sus objetivos, y siguen siendo latinoamericanos los que pagan las terribles consecuencias.
Por M. Guadalupe Zamar
En los últimos meses han desempeñado un rol clave en las relaciones internacionales a partir de manifestar intenciones de negociación para dar libertad a rehenes políticos.
Sin embargo, este nuevo escenarioabre camino a diversos análisis e infinidades de futuras estrategias, así como también despierta esperanza en los familiares de los más de 700 secuestrados.
En el año 2002 Ingrid Betancourt (militante política franco-colombiana) lanzó su carrera presidencial acompañada en su fórmula por Clara Rojas. Dueña de un estilo polémico, se manifestaba en contra de Álvaro Uribe y Horacio Serpa, quienes eran sus adversarios más fuertes. Durante un viaje en plena campaña de su partido “Verde Oxigeno”, el vehículo en el que se trasladaban fue interceptado por miembros de la FARC, y tanto Ingrid como Clara fueron secuestradas y llevadas hacia el centro de la selva Colombiana. Desde aquel arrebato, se dieron distintas pruebas de vida de ambas; en un comienzo juntas, lúcidas y en actitud crítica al gobierno de Uribe en lo referido a su relación con la guerrilla. En octubre de 2003 se hizo público un video que mostraba a Betancourt sin Rojas, en donde solicitaba se llevara adelante un “acuerdo humanitario” que canjeara rehenes políticos, por miembros de la guerrilla. Luego de ese video, no se lograron obtener más evidencias de supervivencia de tipo oficial. Sólo fue posible guiarse por rumores y dichos de quienes lograban escapar de la tortura de las FARC.
Jhon Frank Pinchao, un policía colombiano que estuvo secuestrado durante 9 años y logró fugarse, confesó haber sido compañero de Ingrid Betancourt y manifestó que ella había padecido hepatitis, que la trataban como un animal y que dormía encadenada al cuello en una cama de ramas. Todo esto repercutió porque la guerrilla no cumplía el Tratado de Ginebra en lo referido a los prisioneros de guerra.
El dato que despertó más polémica aún, fue la novedad de que Clara Rojas había tenido un hijo con un guerrillero, cuyo nombre era Emmanuel, y que estaba bajo el cuidado de miembros de la FARC. Desde allí comenzaron a sonar los nombres de Ingrid, Clara y otra política colombiana llamada Consuelo González de Perdomo (secuestrada en septiembre de 2001 por la guerrilla), como posibles rehenes a liberar en un canje humanitario.
Finalmente, en Octubre de 2007 se conoció un nuevo video como prueba de vida de la ex candidata a la presidencia. En el video se la veía muy deteriorada, pálida y delgada; y su mirada hacía pensar en que su razón había migrado hacia otros universos.
A partir de esta última evidencia de vida, Nicolás Sarkozy -Presidente de Francia- comenzó a involucrarse en las relaciones diplomáticas intentando colaborar con la liberación de los rehenes.
Operación Emmanuel
Es por todos conocidos cómo se desarrollo el supuesto operativo para la liberación de Clara Rojas, su hijo Emmanuel y Consuelo González de Perdomo. Es también sabido que se contó con la presencia de garantes como el ex presidente Kirchner. Y fue de conocimiento público, el simulacro de guerra montado para la tele-audiencia de Latinoamérica, que terminó en un bochorno que destrozó la idea del presidente Hugo Chavez, de que se puede negociar con confianza con un grupo armado guerrillero que se sustenta con el narcotráfico, los secuestros extorsivos y no respeta ningún tratado internacional ni ningún derecho humano.
Fueron suspendidas las negociaciones que habían entablado el presidente Venezolano y la senadora Piedad Córdoba con las FARC, cuando Álvaro Uribe anunció que Emmanuel no estaba cautivo de la guerrilla, sino que estaba en un asilo para niños en Colombia.
A partir de estos sucesos el resto se desarrolla de una manera sumamente curiosa. El reality show montado por Venezuela con sus amigos -entre los que se contó por supuesto (con Néstor Kirchner- milagrosamente logró opacar el escándalo de la valija con Antonini Wilson que por hechos “del destino” involucraban a los presidentes de Argentina y Venezuela en un hecho de corrupción manifiesto y descarado. La presidenta se vanaglorió de la magnifica gestión de su marido como garante de un operativo que tenía como fin liberar a las rehenes, la “Operación Fracaso” como fue conocida alrededor del mundo.
Por fortuna, el presidente Chávez -quien sufrió un terrible revés político cuando su pueblo se opuso a la reforma constitucional que pretendía consagrarlo como el próximo Fidel- hizo posible que se diera la liberación una semana después de lo esperado, pero sin los laureles que a él le hubiera gustado recibir.
Así con coordenadas misteriosas, comunicaciones secretas y autorizaciones protocolares de Colombia, Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo fueron liberadas. Y aquí también se dan particularidades. Las dos libreadas estaban en perfecto estado de salud, y muy bien vestidas y peinadas para la ocasión. Lo primero que quisieron hacer tras nueve y seis años de cautiverio e incomunicación con sus familias, fue llamar a Hugo Chávez para agradecerle y encomendarle más misiones exitosas. Muy revelador resulta comparar a Ingrid Betancourt, flaca, pálida y perdida en sus pensamientos con “las dos Claras” -según la presidenta Fernández- quienes además de estar visiblemente bien se han sometido al continuo contacto con la prensa.
¿No son terroristas?
La real Academia Española define al terrorismo como “dominación por el terror”. Parece que Hugo Chávez considera que secuestrar personas y someterlas a castigos como violaciones o trabajos forzados; o reclutar niños alejándolos de sus familias para operar con cilindros bombas; o bien sostenerse a través de narcotráfico, son actitudes dignas de un ejército con beligerancia. Así, según el líder venezolano, los ideales de la “mal llamada guerrilla” son distintos, pero válidos.
Parece que Hugo Chávez se olvida que dentro de los mil secuestrados sometidos por las FARC, hay venezolanos.
Y así entre deterioros bilaterales, agresiones vulgares de Chávez hacia su par colombiano; entre búsqueda de uniones imposibles en un marco democrático y de respeto hacia los derechos humanos; y en show mediático; las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia siguen actuando de manera vil e ilegal. Siguen usando el terror como vía para lograr sus objetivos, y siguen siendo latinoamericanos los que pagan las terribles consecuencias.
Por M. Guadalupe Zamar
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