miércoles, 10 de octubre de 2007

Nota de tapa

Se estima que cerca de 21 millones de americanos tienen diabetes mellitus , y millones más son potenciales afectados. Este padecimiento impide que el cuerpo metabolice los hidratos de carbono -principalmente azúcares- que deben convertirse en energía. Si la enfermedad no logra ser tratada correctamente., puede traer consecuencias como daños en los ojos, el corazón, los riñones, los nervios y los vasos sanguíneos.

En términos más científico, se entiende que la comida que se ingiere procede a trasformarse en glucosa. Este tipo de azúcar realiza un recorrido pasando por el flujo sanguíneo, en el cual es utilizado por las células para el crecimiento y energía. Sin embargo, para lograr este cometido, la insulina debe estar presente en su justa medida. La insulina es una hormona producida por el páncreas y de no ser producida -o si las células no le responden-, esta glucosa permanece en el flujo sanguíneo provocando un incremento de azúcar en la sangre. Si los niveles de azúcar en sangre son muy altos, entonces se está en presencia de la hiper glucemia; y cuando el nivel de azúcar en la sangre es bajo, se denomina hipoglucemia.

Existen además diversos tipos de diabetes cuyas características van mutando de acuerdo a su complejidad. Así un diabético tipo 1, al no poder producir insulina, debe suministrársela diariamente a través de inyecciones o (través) de un sistema de bomba. Este tipo suele manifestarse antes de los 18 años, aunque no es así siempre, y es una enfermedad auto inmune en donde el propio cuerpo se encarga de destruir las células que producen la insulina en el páncreas.

Un diabético tipo 2 es mucho más frecuente, y se diferencia del anterior porque el cuerpo sí es capaz de producir insulina, aunque no la cantidad necesaria. Los cuidados para quienes la padecen van desde ejercicio y comidas saludables, hasta administración de insulina por vía oral.
Otros tipos son la diabetes gestacional, que se desarrolla durante el embarazo, y por lo general una vez que el niño ha nacido desaparece.; y la pre-diabetes o resistencia a la insulina. Este tipo particular en franco crecimiento, se entiende a partir de un aumento en los niveles de glucosa en la sangre. La insulina producida en el cuerpo no se utiliza de la forma adecuada provocando que el nivel de azúcar en la sangre aumente.

Pero la idea que impulsa este artículo no es informar sobre esta enfermedad que tanto se escucha mencionar. El propósito es indagar más profundo, y descifrar el porqué cantidad de personas que la sufren día a día en cualquiera de sus tipos, no puede controlar su afección ni prevenir sus terribles consecuencias.

Un diabético correctamente compensado no debe sufrir más que el compromiso de medir su azúcar diariamente y contrarrestar la carencia o exceso de ella. Sin embargo esto en el país del “debería ser…pero no”, es imposible.
Miles de diabéticos no consiguen adquirir el mínimo de instrumentos que le permitan llevar equilibradamente su enfermedad, aún a pesar de que el Estado en todas sus ramificaciones deba ser garante de que esto suceda.
Teniendo en cuenta que las causas de la enfermedad son múltiples, y que actualmente está en manifiesto ascenso, DELTA consultó a especialistas en materia legal para entender qué sucede con aquellas personas que no sólo tienen que lidiar día a día con los trastornos de su padecimiento, sino que además deben ampararse en la ley, para que ésta le recuerde al Estado cuáles son sus obligaciones y deberes.

Los doctores Esteban Sandoval Luque y Sebastián Sandoval Junyent asesoran legalmente a la Asociación Diabéticos Argentinos en Córdoba (A.D.A.) y a través de esta entidad entran en contacto diariamente con numerosos casos, en los que diabéticos son discriminados, sus medicamentos no son entregados en tiempo y forma, y no logran recibir la información que deben manejar para lograr que su salud se mantenga estable, más que por vías privadas.

- Básicamente la pregunta es: ¿Cuál es la problemática que hace que los diabéticos tengan que apelar a asesoramiento legal?

La historia del porqué la gente reclama tiene que ver un poco con un despertar que han tenido frente a qué derechos se tienen frente a las obras sociales o frente al Estado. También existen entidades de medicina pre- paga que no son creadas por ley y que son privadas, pero que de todas formas entran en el círculo de la salud. Es por esto último que no pueden contradecir leyes o normas superiores cuyo interés esté más arriba de intereses particulares. Aunque el convenio es yo afiliado - yo entidad privada.

Nosotros en contacto con el A.D.A. comenzamos a dar charlas a diabéticos que no tenían conocimiento de los derechos que les corresponden, así como también se les informaba sobre qué medicamentos utilizar, qué tipos de diabetes existen, educación sanitaria y nutrición entre otras cosas. Y allí surge la pregunta del porqué tenemos que reclamar cosas que simplemente nos deberían dar. Así nos encontramos con que hay todo un espectro de normas, como por ejemplo la Ley 23.753 con su decreto reglamentario 1.271, que es la Ley Nacional de diabetes. Esta ley -que propende a la defensa del diabético- establece una serie de normas que garantizan la educación, el suministro, la difusión -convengamos que son mucho más caras para las entidades pre-pagas las consecuencias de una diabetes mal compensada por falta de información, que entregar insulina, bombas, tiras radioactivas para medir el azúcar- y otras cosas. Lo más importante y lo más difícil es educar. Concurrimos a una falta de gestión del conocimiento, lo que complica la situación de los enfermos.

Y es notable que la desinformación es un mal contagioso en la sociedad. Esta terrible enfermedad, que es la falta de datos, lleva a la discriminación, al resentimiento y la poca solidaridad. Una referencia para contrarrestarla nos la da la Ley de Diabéticos que se pronuncia más o menos así:“la diabetes no será causal de impedimentos para ingreso laboral, tanto en el ámbito publico como privada”. En palabras del Doctor Esteba Sandoval: “Utópico para la realidad objetiva que se vive en el hacer cotidiano”.

-¿Cuáles son las violaciones a derechos más frecuentes?

Existen casos en los que ante una propuesta laboral se elige a uno que no es diabético en lugar de uno que lo es, sin más motivo que la enfermedad. Hemos tenido casos de despido de una empresa -que no nombro aunque me encantaría hacerlo- en la que “te echo porque sos diabético”. Esto es por falta de información. Es un estado de afección por falta de insulina, sí. Pero si están compensados, son iguales a cualquier otro cristiano.
Y los principales casos que llevamos, son falta de suministro de tiras para medir la glucosa. Por ejemplo el APROSS acá en la provincia tiene una ley que establece que estas tiras deben darse en un 100 por ciento, Pero esto no siempre se cumple, entonces la gente tiene que presentar un amparo.
En los hospitales la gente solicita insulina y no siempre se la dan. Al no conocer sus derechos, el porcentaje de gente que toma medidas es muy reducido. Pero no sólo en la salud pública sucede, es a todo nivel: provincial, sindical, privado, etc.

-¿Y cuál es el fundamento para entregar menos suministros o no entregarlos?

Las excusas que ponen las obras sociales para no dar insulina, tirillas y demás suministros son básicamente el amparo en el PMO que es el Programa Medico Obligatorio. Éste es una resolución ministerial que establece, por ejemplo, la cobertura de las tiras reactivas a un 70 por ciento y la insulina a un 100 por ciento. Y la entrega de las tiras son el mayor problema, porque son las más caras. El diabético se tiene que inyectar insulina, pero para inyectarse deben saber cuánta necesita, debe saber qué nivel de glucemia tiene. Cuando hay inestabilidad en el enfermo, a veces se necesitan seis por día, otras dos y en algunos casos una y media, todo depende. Entonces las obras sociales se amparan en el PMO y dicen que entregan 400 tiras a un 70 por ciento, es decir 400 tiras al año. Si multiplicás cinco tiras por siete y eso por cuatro, y eso por doce, son entre 1.600 y 1.800 tiras por año. La obra social entonces da mucha menos de lo que el médico prescribe y de lo que el paciente necesita. En definitiva esta resolución ministerial no se puede contradecir con la ley de diabetes que es nacional. Si bien tiene pocos artículos, estos amparan a todos quienes sufren diabetes con el fin de garantizar la estabilidad de su salud. Esta resolución fue dictada en un momento determinado, por personas determinadas y que seguramente en un momento en que regían intereses de por medio. Sin embargo, en la resolución se dice -en un asterisco y con letra muy chica- que la entrega de tiras y medicamentos debe ir en aumento progresivo.

Problemas que se manifiestan como figuritas repetidas de álbumes diferentes. Esta vez, el turno fue de la diabetes. Problemas coyunturales que se resuelven con el más simple y más peligroso de los remedios, el conocimiento.


Por M. Guadalupe Zamar





No hay comentarios: